Para qué sirven las mascarillas quirúrgicas

¿Para qué sirven las mascarillas quirúrgicas?

Las mascarillas quirúrgicas cumplen la función de proteger contra agentes infecciosos, sobre todo aquellos que se transmiten por gotas. Son dispositivos médicos que se utilizan unas horas para después retirarlas y tirarlas. No protegen, en ningún caso, contra la exposición de infecciones que se trasmiten por vía aérea.

Uso y función de la mascarilla quirúrgica

Estas mascarillas quirúrgicas tienen dos funciones diferentes:

  1. Protegen a los usuarios que las utilicen de infecciones que se transmitan a través de gotitas o líquidos biológicos. Para esto último, las mascarillas tienen que disponer de una película impermeable.
  2. Evitan que se proyecten gotitas de saliva o secreciones de vías aéreas durante la espiración del usuario. Las mascarillas quirúrgicas protegen al paciente y su entorno. Evita que un paciente contagiado también contamine a una persona y al entorno que le rodea.

Normas que se aplican para las mascarillas y quirúrgicas

Estas mascarillas se someten a pruebas en el sentido de la espiración. Estas pruebas siempre tendrán en cuenta lo eficaces que resultan a la hora de la filtración bacteriana. Normas:

  1. Norma europea EN 14683. Eficacia dividida en: Tipo I o EFB I, que posee una eficacia de más del 95%; tipo II o EFB II, posee una eficacia de más del 98%; tipo R, en la que se añade una prueba de resistencia a los tipos 1R y 2R, siendo estas últimas las que más resisten.
  2. Normativa americana: en EEUU las mascarillas quirúrgicas tienen que cumplir una norma llamada ASTM. Tipos: nivel 1, riesgo bajo; nivel 2, riesgo moderado; nivel 3, alta exposición.

Dispositivos desechables

Las mascarillas quirúrgicas son dispositivos médicos que se desechan tras su uso. Por eso, después de utilizarlas, hay que deshacerse de ellas de manera responsable y sin contaminar el medio ambiente.

La eficacia de estas mascarillas tiene que venir dada por el fabricante y la misma va variando según su utilización. Pueden ser utilizadas entre tres y ocho horas, dependiendo de la concentración que haya del agente contaminante, además de todos los factores externos como podría ser la humedad que se encuentra en el aire, la temperatura o el volumen de aire que aspiramos.

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