Esta es la continuación del post Importancia de la limpieza mecánica de los instrumentos. A continuación veremos las fases del proceso de termodesinfección.
Todos los autores defienden que la termodesinfección debería ser el método de limpieza de elección.
La menor manipulación del instrumental hacen de este método la forma más segura y productiva de limpieza pues evitamos accidentes y contaminación por aerosoles, ahorrando además mucho tiempo de trabajo al personal.
Es un método estandarizado, repetible y trazable. Si podemos integrar todos los pasos de la esterilización de un material (lavado, embolsado y esterilización) mediante un programa que integre todos los pasos tendremos cerrado completamente el círculo de la trazabilidad de un instrumento. La termodesinfección se rige por la norma ISO 1588315. Es un proceso homogéneo en todas sus fases, en la que todos los parámetros (tiempo, concentración, temperatura…) están controlados.
La duración de estos programas se establecen en la teoría publicado en 1959 por el ingeniero de Henkel Herbert Sinner que propuso su famoso círculo. Se basa en cuatro fuerzas que, combinadas en un círculo, ayudan a la limpieza del material. Estas fuerzas son: la temperatura, el tiempo de aplicación, la acción mecánica y la acción química. Todos estos factores se encuentran incluidos en el disolvente que, en nuestro caso, es el agua. El círculo no es cerrado, así si empleamos menos tiempo, por ejemplo, tendremos que compensar ampliando alguno de los otros parámetros como la concentración.
La norma UNE-EN-ISO 15883: 2014 no establece ningún criterio acerca de la calidad del agua en ninguna de sus partes ni anexos. No obstante, se recomienda la utilización de agua desionizada o desalinizada, al menos en el último de los aclarados.
La utilización de cajas perforadas aumenta la productividad. Así, a la hora de terminar con un tratamiento, solo tendríamos que cerrarla e introducirla en la máquina.
El instrumental tras su uso va directamente a la termodesinfectadora. Si no se va a procesar inmediatamente se podrá remojar, pero evitando agentes espumantes o aclarándolos muy bien después, ya que puede interferir en la eficacia de la termodesinfección (el exceso de espuma hace que disminuya la presión de aclarado y empeora el resultado de la limpieza).
La carga de la termodesinfectadora
No se trata de un proceso 100% automático, necesita de capacitación por parte del personal de la clínica. En primer lugar, es necesario desmontar los instrumentos y abrirlos. A continuación, se procederá a la colocación de un modo que no se obstaculice la salida de las toberas y se evitarán sombras. Es por ello importante no sobrecargar la máquina.
Existen accesorios específicos para la limpieza de objetos como los rotatorios o las mangueras de aspiración del sillón. Una vez acabado el proceso es importante no dejarlo mucho tiempo en su interior para evitar la corrosión del material.
La termodesinfección se regula por el valor A0 (EN ISO 15883-1, suplemento A). Esto hace una relación de temperatura-tiempo en relación a la carga bacteriana. Un ejemplo para un A0 3000 serían 90º durante 5 minutos.
Pasos de la termodesinfección
Las termodesinfectadoras realizan la limpieza en varias etapas que son individualizables y modificables. Se pueden realizar programas diferentes según las necesidades del instrumental a lavar.
- Prelavado. Con agua fría para eliminar los restos orgánicos.
- Limpieza. Suele realizarse a una temperatura entre 40 y 60 grados con un detergente apropiado según el tipo de agua. Así, en lugares donde en el agua hay muchos cloruros que pueden favorecer la corrosión se recomienda neutralizar con alcalinizantes o el uso de aguas desionizadas.
- Aclarado. Con agua desalinizada a una temperatura de entre 80-90ºC con la duración acorde al valor A0.
- Secado. El material sale perfectamente seco y listo para su embalaje y sellado.
FUENTE: Dra. Gema Maeso Mena. «Principios de Bioseguridad en la Clínica Dental» Editorial Peldaño Media Group. S.L. 2022